Hay afectos que no se descubren hasta que uno ya es muy maduro. Ana conservó el broche, porque su madre así lo había hecho, sin saber cuánto la unía a esa abuela que no llegó a conocer.
Anda el otoño queriendo entrar. Buenos Aires está indeciso, cambiante, algo
agobiado por esa manía de las repeticiones, que se imponen o, que por pura
neu...
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